Abrir una grietrans

Su cara flaca y sus ojos grandes poco hablan de la fuerza y velocidad que puede alcanzar su cuerpo, pura potencia enérgica. La mirada de Marcelo es la de un niño ómplice con el otro mientras niega una picardía.Durante un ensayo, un comentario castra la voluntad silvestre de la Marce que se iba directo al micrófono para cantar un coro. El coro es de chicas, grita la voz y la respuesta le sale del centro: “yo soy una chica”. El látigo patriarcal le devuelve un cortante “vos tenes pito”.

Otro ensayo y ya se ve la intención del gesto que se va formando con timidez. Gestación de la acción que construye un territorio de liberación, un territorio que pone en jaque lo establecido como norma. El cuerpo de la Marce va quedando descubierto, por momentos, entre sus movimientos espasmódicos y el agite que le suda por todas partes. La pollera que lleva se afloja y sus calzones se asoman marcando una posta en el avance de un ejército de trasns que le acarician las manos.

Pasan dos días, de nuevo al ensayo y esta vez el ataque es decisivo. En una esquina, al costado de la banda, mientras muchos corren y otros se entrelazan, la Marce desnuda se alza sobre una plataforma circular de madera, los brazos en alto exponen la figura de una diosa sin mamas y el pene escondido entre sus piernas largas deja la posibilidad de vislumbrar el triángulo de la resistencia. En lo no visible, una grupo de trans suicidas lx coronan mientras aplauden celebrando la caída de le binarie, por lo menos durante ese instante. Su cuerpa burla normalidades. Gritando en silencio “que otros sean lo normal” abre una grietrans en el teatro Cervantes. Un acto que surge del individuo colectivamente marcado, reivindicando un modo de existir y que con su expresión invita a que más cuerpas se manifiesten rompiendo barreras, invadiendo instituciones con sus conchas fantásticas.

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